martes, 22 de diciembre de 2009

Bambú



Me contaron una historia encantadora sobre el bambú. Y tiene tanto que ver conmigo que necesito agregarla a este cuaderno de bitácoras tan particular.

Dicen los orientales (o al menos dicen que dicen los orientales) que es una planta sabia: durante sus siete primeros años parece que no creciera. El secreto es que crece hacia abajo, haciendo expandir sus raíces hasta lo más profundo. Muchos impacientes abandonan la planta enseguida porque no saben que tiene sus tiempos para prepararse y salir al mundo. Un proceso extensísimo para luego ser capaz de alcanzar el mayor de los éxitos y ser la planta con el crecimiento más rápido que existe en el reino vegetal. Un día se hace tan poderoso que en un mes crece 32 metros, y aún cuando se lo corte, seguirá creciendo hasta los 32 metros en un solo mes.
Quienes no tienen confianza en él es porque desconocen su fuerza, esa lentitud que responde a un porqué.
Cuando nací tardé 30 minutos en salir al mundo, después de que mi gemela había nacido. Un caso bastante insólito en partos de mellizos.
Para todo tengo mis tiempos, aunque sean demasiado lentos. Como el bambú.